La libertad de pensamiento
Una de nuestras diversiones favoritas es el mostramos como arquetipos de los valores sociales y filosóficos del mundo, olvidando que hemos sido primero profundamente ignorantes, después falaces traidores y al final brutales asesinos de lo mas sublime de la creación, siempre dominados por tres fantasmas en nuestras vidas, la ambición, la ignorancia y la hipocresía. Así, vivimos inmersos entre las idealidades de las referencias conceptuales del gran modelo de la perfección humana. Con la palabra “ Pensar “ se entienden todas las reacciones ante lo que percibimos a cada instante , por lo tanto , no solo entender, querer , imaginar, sino también sentir es lo mismo que pensar, dicho de otra forma no se piensa sin sentir ni se siente sin pensar.El sectarismo y una educación deficiente nos pueden apartar de estos razonamientos que denotan con claridad que las corrientes de pensamiento y creencia son sistemas socializados de conceptos e Ideas que organizan la percepción del mundo en el que vivimos libremente, esta libertad es inherente a la independencia intelectual de cada individuo. Por supuesto que los pensadores con frecuencia se encuentran convencidos de estar penetrados por la sabiduría, y que sus pensamientos tienen un carácter absoluto, esto cancela toda libertad, la condiciona a las ideologías, a sistemas de conceptos e ideas, vinculadas a intereses colectivos muchas veces apartados de principios inalterables donde la razón es un bien tan fundamental, que participa del orden natural de las cosas. Para algunas personas en este momento, su individualidad se encuentra trabajando dentro de un universo secreto, y les resulta imposible abrir los canales que conectan a otras realidades externas eso implica no poder a enfrentarse a las firmes e inamovibles percepciones de estas personas, mientras lo intentamos nos movemos en una densa neblina que confunde a todos. La persona que hace contacto consigo misma desarrolla un lenguaje propio y guarda silencio, regresa al mundo sin perder el contacto interior, tal vez descorazonado de no poder explicar lo que ha visto, porque en el momento que lo hiciera sus palabras se convertirían en teoría, en conceptos, y formarían parte de esa vasta confusión en la que estamos todos inmersos. El mundo de los conceptos es el mundo de la mente colectiva, un mundo revestido en palabras, con significados distintos, a veces perdidos, las ideas encuentran difícil ser expresadas, se vuelve una labor casi imposible el que puedan ser transmitidas integramente de mente a mente. A pesar de sus limitaciones el hombre encuentra en el lenguaje su mejor instrumento para la transmisión de sus ideas; sin embargo, existen multitud de cosas en el mundo del intelecto para las cuales el lenguaje es un tosco vestido. La realidad del hombre no puede a veces ser expresada en palabras, porque el lenguaje es el fruto de una humanidad que viene evolucionando, y que inventa vocablos para las cosas que conoce o cree conocer , y se sumerge en laberintos de especulaciones, para tratar de exponer percepciones que internamente no logra tener en claro. Algunos no pretendemos estudiar al mundo intelectual basados únicamente en palabras, en conceptos; no es el intelecto humano el único instrumento que el hombre posee para estudiar el mundo interior, vivirlo, experimentarlo. La libertad de pensamiento es el reflejo del alma y puede involuntariamente convertirse en el mismísimo cuerpo de la falsedad. No hay movimiento moral, por elevado y sublime, que, para ser aceptado y reconocido universalmente, pueda prescindir de las condiciones del ambiente en que quiere manifestarse pero la vida es corta y la información inacabable, en la practica nos vemos obligados a optar entre una exposición indebidamente breve o ninguna exposición, se aprende a simplificar a veces hasta el extremo de la falsificación. De esta forma no podremos decir toda la verdad, solo medias o cuartas partes de la misma. La persona que filosofa asume de manera luminosa la proclamación de grandes verdades que nunca serán escuchadas, a pesar de que sus principios sustraigan al hombre de sus más nefastos enemigos la ignorancia, la ambición y el aislamiento. La educación tradicional debe de desarrollar en nosotros un permanente y dedicado desarrollo que nos permita mantener unidos el progreso cognocitivo al progreso intelectual. Para lograr un contacto profundo con el conocimiento debemos de mantener el contacto con los significados líricos del proceso educativo pues este causa impactos intensos y permanentes, los dramas sacuden las conciencias, agolpando emociones, ideas, experiencias, que dejan en nosotros sus resultados, la dominante presencia rectora de estos conocimientos se desborda y determina renovadas decisiones hacía nuestra conducta, impulsando nuestra vida a planos superiores, a otros caminos en los que la renovación se compromete y asegura, especialmente a quien se dedica a buscarle.En nuestros procesos eclécticos definimos y sometemos a juicio y razón los conocimientos de los grandes filósofos, comprometiendo nuestras almas a llegar a los sublimes planos del intelecto puro, a las ideas en su estado de perfecta energía transformadora, libres del dolor , del sufrimiento humano, asumiendo nuestras incongruencias como parte del proceso, sin atrevernos a reprochar nada, comprendemos que todo lo que hiere o puede herir nuestra sensibilidad, entre lo que consideramos la brutalidad y perversa naturaleza de algunos seres o grupos, conscientes y confiados, caminamos en silencio por esta vida que compartimos en las ciudades sin que todo ese mal del mundo pueda trastornar la inefable serenidad del pensamiento y su incidencia en el mundo donde la razón en nosotros, lo salva todo. No podemos tener jamás " las Alas del Pensamiento paralizadas"