A la noción del estado Laico se refiere nuestra Constitución como el sustento de la soberanía de las instituciones públicas y de la sociedad civil respecto al magisterio eclesiástico y de las ingerencias de las organizaciones confesionales.
La palabra “laico” viene del griego laos (pueblo): el sufijo ikos (laikos) indica el hecho de pertenecer a un grupo, a una categoría. Así, en la Grecia antigua los laikoi eran la masa de la población que se distinguía de sus gobernantes.
Los diversos significados de Laicismo se refieren a la historia de las ideas apegadas a la religiosidad soberana y la historia de las Instituciones que sustentan la libertad de conciencia y la separación jurídica y política de de los ciudadanos.
Nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.- en su Artículo 3.- nos dice.- Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado Federación, estados y municipios, impartirán educación preescolar, primaria y secundaria. La educación primaria y la secundaria son obligatorias. La educación que imparta el estado tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la patria y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia: y continúa.- (inciso 1º)
Es Garantizada por el Artículo 24 la libertad de creencias, dicha educación será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa;
El criterio que orientará esa educación se basará en los resultados del progreso científico luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.
Anecdóticamente en el año de 1267 dentro de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, un sacerdote se atreve a reivindicar el concepto de Ley Moral Natural, Tomás de Aquino, monje Dominicano, tuvo la audacia de decir: “La ley natural no es otra cosa que la luz de la inteligencia puesta en nosotros por El Creador; por ella conocemos lo que es preciso hacer y lo que es preciso evitar. Esta luz o esta ley, el creador la hizo parte de su obra”.
Debemos de notar que es extraño, encontrar a un clérigo reconociendo que la ley moral depende de la inteligencia de cada uno de nosotros, en una palabra, de nuestra propia conciencia, de la cual nos dotó el creador, establecer una ley moral prescindiendo del magisterio de la Iglesia es una tremenda contradicción para las huestes confesionales! Y es, sin duda, una manifestación de laicismo.
Pero poco le duró a Tomás de Aquino su prédica, ya que, poco tiempo después estuvo a punto de quemar su obra.
De manera inmediata la Santa Iglesia se aplicó a arreglar lo que en su visión del mundo era una estridente herejía, enseguida agregó: “Los preceptos de la ley natural, no son percibidos por todos de una manera clara e inmediata”.
En la Convención francesa por los “Derechos del Hombre“ en 1791 el Papa Pío VI hizo pública su encíclica "Quod alí quantum" en la que afirmaba que: “no puede imaginarse tontería mayor que tener a todos los hombres por iguales y libres".
En 1832, Gregorio XVI reafirmaba esta condena sentenciando en su encíclica Mirari vos que la reivindicación de tal cosa como la "libertad de conciencia" era un error "venenosísimo".
En 1864 apareció el Syllabus en el que Pío IX condenaba los principales errores de la modernidad democrática, entre ellos muy especialmente “la libertad de conciencia”.
El Ciudadano común, situado en el centro de la sociedad, imperfecto y perfectible, artesano de una obra eterna que tiende al mejoramiento de la especie humana, que siente vergüenza de la ignorancia, de la sinrazón, de las desigualdades, de la opresión de algunos sobre los otros, libera su conciencia, exige su libertad y la de su prójimo y respeta los derechos de los demás, a pensar como les plazca, sin imponer de ninguna forma tal pensamiento ni por el dogma, ni menos por la fuerza, aunque sea la fuerza de la ley, entonces y solo entonces estamos practicando el Laicismo en nuestras conciencias y en nuestra sociedad.
Aplicando la Ética, que es la ciencia que estudia la moral - sin ser en absoluto su sinónimo – el ser humano durante la Edad Media fue perdiendo su libre albedrío, su capacidad de determinar en conciencia lo que era lo bueno y lo malo y, en consecuencia, llegar a un consenso dentro de su grupo cultural, para establecer las reglas morales, auto determinadas, para regular el comportamiento armónico del grupo como lo Define Nuestra Constitución en su clara visión humanista.
ART 3º.- II.- b) Será nacional, en cuanto sin hostilidades ni exclusivismos atenderá a la comprensión de nuestros problemas, al aprovechamiento de nuestros recursos, a la defensa de nuestra independencia política, al aseguramiento de nuestra independencia económica y a la continuidad y acrecentamiento de nuestra cultura, y contribuirá a la mejor convivencia humana, tanto por los elementos que aporte a fin de robustecer en el educando, junto con el aprecio para la dignidad de la persona y la integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad, cuanto por el cuidado que ponga en sustentar los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos los hombres, evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de individuos.
El Sectarismo religioso siempre ha mostrado ser el ignorante y fanatizado enemigo del libre albedrío, la pérdida de esta visión del mundo fue total a fines de la Edad Media, mientras la Iglesia Católica se adueñaba de la “voluntad de Dios”, asumiéndose como inquisidores de lo que era lo bueno y lo que era pecado, en ese tenor siempre encontraron a los pecadores para castigarlos con la muerte, esa fue la suerte de los que osaban usar el libre albedrío para establecer en conciencia, los preceptos morales propios y de su grupo. Como ejemplo tenemos a Giordano Bruno y Galileo Galilei.
El laicismo es la voluntad de construir una sociedad justa, progresista y fraterna, con instituciones públicas imparciales, que garantizan la dignidad de las personas y sus derechos humanos, todo esto significa la libertad de pensamiento y expresión, así como la igualdad de todos ante la ley, sin distinción de raza, sexo, cultura y convicción, considerando que las opciones confesionales o no-confesionales corresponden exclusivamente a la esfera de la soberanía de las garantías individuales de las personas.
EL Laicismo por excelencia, representa la absoluta libertad de conciencia, y sobre todo la afirmación de quien no reconoce ningún tipo de dogma como válido, procediendo con espíritu crítico ante la exposición de las ideas recibidas, de todas las ideas impuestas, comprendiendo en éstas, aquellas profundamente inmersas en su fuero interno, las más perniciosas, aquellas del puritanismo dogmático y del prejuicio.
Nuestro trabajo desde el primer grado nos impulsa constantemente a realizarnos como seres concientes, expandiendo resueltamente nuestro intelecto, para vivir sin complejos, sin otra limitación que nuestra integridad y la de los otros, para aportar nuestra modesta piedra al espacio de libertades que deseamos legar a nuestra patria.
La exclusión de las personas lo acepte uno o no, constituye un poco la exclusión de uno mismo, porque la libertad de cada uno se sustenta de la libertad de todos. Ninguna verdadera libertad puede encerrar o ignorar la esclavitud de los otros.
El Laicismo es una de las aspiraciones más legítimas de una sociedad humanista. Una sociedad donde el hombre libre de conciencia tiene la última palabra, de elegir en lo social, sexual, cultural, político y religioso.
El Laicismo es progreso, es la piedra angular de las libertades de la conciencia humana y sus potencialidades, su creatividad, la comprensión cabal de sus responsabilidades y autonomía.
Benito Juárez nos dice en su ideario:
* El Gobierno no tiene memoria, sino para el bien. Defensor de los derechos de los mexicanos todos, no quiere sino su ingreso al seno de las leyes. Paladín de todas las libertades, la del pensamiento y la de la opinión, aun sus enemigos han tenido garantías; el culto y las creencias han hecho uso de la independencia de la ley y se ha visto en toda su elevación el sentimiento religioso... No podía ser de otra manera: la causa del gobierno nacional es la de todos los mexicanos y, por los principios que sostiene, es la de todos los hombres, sin distinción de nacionalidades y colores.
* No es sólo la fuerza de las armas la que necesitamos. Necesitamos de otra más eficaz: la fuerza moral, que debemos robustecer, procurando al pueblo mejoras positivas, goces y comodidades.
* Los hombres no son nada; los principios lo son todo.
La palabra “laico” viene del griego laos (pueblo): el sufijo ikos (laikos) indica el hecho de pertenecer a un grupo, a una categoría. Así, en la Grecia antigua los laikoi eran la masa de la población que se distinguía de sus gobernantes.
Los diversos significados de Laicismo se refieren a la historia de las ideas apegadas a la religiosidad soberana y la historia de las Instituciones que sustentan la libertad de conciencia y la separación jurídica y política de de los ciudadanos.
Nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.- en su Artículo 3.- nos dice.- Todo individuo tiene derecho a recibir educación. El Estado Federación, estados y municipios, impartirán educación preescolar, primaria y secundaria. La educación primaria y la secundaria son obligatorias. La educación que imparta el estado tenderá a desarrollar armónicamente todas las facultades del ser humano y fomentará en él, a la vez, el amor a la patria y la conciencia de la solidaridad internacional, en la independencia y en la justicia: y continúa.- (inciso 1º)
Es Garantizada por el Artículo 24 la libertad de creencias, dicha educación será laica y, por tanto, se mantendrá por completo ajena a cualquier doctrina religiosa;
El criterio que orientará esa educación se basará en los resultados del progreso científico luchará contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios.
Anecdóticamente en el año de 1267 dentro de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, un sacerdote se atreve a reivindicar el concepto de Ley Moral Natural, Tomás de Aquino, monje Dominicano, tuvo la audacia de decir: “La ley natural no es otra cosa que la luz de la inteligencia puesta en nosotros por El Creador; por ella conocemos lo que es preciso hacer y lo que es preciso evitar. Esta luz o esta ley, el creador la hizo parte de su obra”.
Debemos de notar que es extraño, encontrar a un clérigo reconociendo que la ley moral depende de la inteligencia de cada uno de nosotros, en una palabra, de nuestra propia conciencia, de la cual nos dotó el creador, establecer una ley moral prescindiendo del magisterio de la Iglesia es una tremenda contradicción para las huestes confesionales! Y es, sin duda, una manifestación de laicismo.
Pero poco le duró a Tomás de Aquino su prédica, ya que, poco tiempo después estuvo a punto de quemar su obra.
De manera inmediata la Santa Iglesia se aplicó a arreglar lo que en su visión del mundo era una estridente herejía, enseguida agregó: “Los preceptos de la ley natural, no son percibidos por todos de una manera clara e inmediata”.
En la Convención francesa por los “Derechos del Hombre“ en 1791 el Papa Pío VI hizo pública su encíclica "Quod alí quantum" en la que afirmaba que: “no puede imaginarse tontería mayor que tener a todos los hombres por iguales y libres".
En 1832, Gregorio XVI reafirmaba esta condena sentenciando en su encíclica Mirari vos que la reivindicación de tal cosa como la "libertad de conciencia" era un error "venenosísimo".
En 1864 apareció el Syllabus en el que Pío IX condenaba los principales errores de la modernidad democrática, entre ellos muy especialmente “la libertad de conciencia”.
El Ciudadano común, situado en el centro de la sociedad, imperfecto y perfectible, artesano de una obra eterna que tiende al mejoramiento de la especie humana, que siente vergüenza de la ignorancia, de la sinrazón, de las desigualdades, de la opresión de algunos sobre los otros, libera su conciencia, exige su libertad y la de su prójimo y respeta los derechos de los demás, a pensar como les plazca, sin imponer de ninguna forma tal pensamiento ni por el dogma, ni menos por la fuerza, aunque sea la fuerza de la ley, entonces y solo entonces estamos practicando el Laicismo en nuestras conciencias y en nuestra sociedad.
Aplicando la Ética, que es la ciencia que estudia la moral - sin ser en absoluto su sinónimo – el ser humano durante la Edad Media fue perdiendo su libre albedrío, su capacidad de determinar en conciencia lo que era lo bueno y lo malo y, en consecuencia, llegar a un consenso dentro de su grupo cultural, para establecer las reglas morales, auto determinadas, para regular el comportamiento armónico del grupo como lo Define Nuestra Constitución en su clara visión humanista.
ART 3º.- II.- b) Será nacional, en cuanto sin hostilidades ni exclusivismos atenderá a la comprensión de nuestros problemas, al aprovechamiento de nuestros recursos, a la defensa de nuestra independencia política, al aseguramiento de nuestra independencia económica y a la continuidad y acrecentamiento de nuestra cultura, y contribuirá a la mejor convivencia humana, tanto por los elementos que aporte a fin de robustecer en el educando, junto con el aprecio para la dignidad de la persona y la integridad de la familia, la convicción del interés general de la sociedad, cuanto por el cuidado que ponga en sustentar los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos los hombres, evitando los privilegios de razas, de religión, de grupos, de sexos o de individuos.
El Sectarismo religioso siempre ha mostrado ser el ignorante y fanatizado enemigo del libre albedrío, la pérdida de esta visión del mundo fue total a fines de la Edad Media, mientras la Iglesia Católica se adueñaba de la “voluntad de Dios”, asumiéndose como inquisidores de lo que era lo bueno y lo que era pecado, en ese tenor siempre encontraron a los pecadores para castigarlos con la muerte, esa fue la suerte de los que osaban usar el libre albedrío para establecer en conciencia, los preceptos morales propios y de su grupo. Como ejemplo tenemos a Giordano Bruno y Galileo Galilei.
El laicismo es la voluntad de construir una sociedad justa, progresista y fraterna, con instituciones públicas imparciales, que garantizan la dignidad de las personas y sus derechos humanos, todo esto significa la libertad de pensamiento y expresión, así como la igualdad de todos ante la ley, sin distinción de raza, sexo, cultura y convicción, considerando que las opciones confesionales o no-confesionales corresponden exclusivamente a la esfera de la soberanía de las garantías individuales de las personas.
EL Laicismo por excelencia, representa la absoluta libertad de conciencia, y sobre todo la afirmación de quien no reconoce ningún tipo de dogma como válido, procediendo con espíritu crítico ante la exposición de las ideas recibidas, de todas las ideas impuestas, comprendiendo en éstas, aquellas profundamente inmersas en su fuero interno, las más perniciosas, aquellas del puritanismo dogmático y del prejuicio.
Nuestro trabajo desde el primer grado nos impulsa constantemente a realizarnos como seres concientes, expandiendo resueltamente nuestro intelecto, para vivir sin complejos, sin otra limitación que nuestra integridad y la de los otros, para aportar nuestra modesta piedra al espacio de libertades que deseamos legar a nuestra patria.
La exclusión de las personas lo acepte uno o no, constituye un poco la exclusión de uno mismo, porque la libertad de cada uno se sustenta de la libertad de todos. Ninguna verdadera libertad puede encerrar o ignorar la esclavitud de los otros.
El Laicismo es una de las aspiraciones más legítimas de una sociedad humanista. Una sociedad donde el hombre libre de conciencia tiene la última palabra, de elegir en lo social, sexual, cultural, político y religioso.
El Laicismo es progreso, es la piedra angular de las libertades de la conciencia humana y sus potencialidades, su creatividad, la comprensión cabal de sus responsabilidades y autonomía.
Benito Juárez nos dice en su ideario:
* El Gobierno no tiene memoria, sino para el bien. Defensor de los derechos de los mexicanos todos, no quiere sino su ingreso al seno de las leyes. Paladín de todas las libertades, la del pensamiento y la de la opinión, aun sus enemigos han tenido garantías; el culto y las creencias han hecho uso de la independencia de la ley y se ha visto en toda su elevación el sentimiento religioso... No podía ser de otra manera: la causa del gobierno nacional es la de todos los mexicanos y, por los principios que sostiene, es la de todos los hombres, sin distinción de nacionalidades y colores.
* No es sólo la fuerza de las armas la que necesitamos. Necesitamos de otra más eficaz: la fuerza moral, que debemos robustecer, procurando al pueblo mejoras positivas, goces y comodidades.
* Los hombres no son nada; los principios lo son todo.
GpreciadoJ
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