viernes, 23 de marzo de 2007

No temo a la muerte...


No temo a la muerte; porqué mi esperanza está llena de inmortalidad.

Las almas se sienten inducidas a meditar profundamente sobre su destino inmortal, les invade el sentimiento intimo de la inmortalidad, sobre todo frente a la linea que marca el fin de la existencia corporal, línea que separa el tiempo que acaba, del tiempo que principia, Tanatos, la muerte de la vida, Así el hombre ha de pasar de la vida a la muerte, de la misma manera que ha pasado de la nada a la existencia.

La muerte como el inicio de un ciclo, lleva a nuestra mente a evocar esta idea como un nuevo ciclo del alma , entendido este ciclo como reencarnarse en un nuevo cuerpo o el alma en un estado incorpóreo
En el mismo sentido “ la muerte no es un evento de la vida: no se vive la muerte.
Nuestras almas son como una música de la cuál nuestros cuerpos son los instrumentos, en esa estructura Dios se considera a si mismo como el gran silencio del infinito.
Para ser inmortal hay que identificarse con la vida y la muerte como principio y fin de cuanto existe.
Los cadáveres son las hojas muertas caídas del arbol de la vida. Conservar los cadaveres es crear fantasmas en la imaginación de la tierra.
Las almas muertas que no se asuman como inmortales serán tratadas como cadáveres, aquellas que esparcen entre los vivos el colera, la peste y las enfermedades contagiosas, la tristeza, el escepticismo y el fastidio hacia la vida. La muerte se exhala de la muerte.
El alma humana es tan inmortal como lo es el alma universal.
Aristóteles nos dice que Alemeón de Crotóna consideraba inmortal y divina el alma porque siempre está en movimiento como las cosas divinas, o sea como el sol , la luna, etc.
Platón ha dicho que el alma es inmortal porque todo lo que se mueve incesantemente es inmortal .
Hegel nos habla de la inmortalidad como un principio que prevalece temporalmente en el hombre .
Bergson parece sugerir una forma de inmortalidad donde se considera el cuerpo como un instrumento de acción e identificando el Alma con la corriente del recuerdo puro , que al morir no tiene ya individualidad alguna .
Todos los cuidados de los filósofos no tienen por objeto el cuerpo y por el contrario procuran separarse de él cuando se hace posible para ocuparse solo de su alma . es evidente que lo propio y peculiar del filósofo es trabajar mas particularmente que los demás hombres en desprender su alma del comercio del cuerpo, el alma no le pertenece al hombre cuando estár sometida al imperio de los sentidos, asi, el hombre no ama su alma o su sabiduría sino que ama a su cuerpo, es esclavo de sus deseos, desde los mas sutiles hasta los que encadenan su existencia a los vicios . Los verdaderos filosofos se ejercitan para la muerte, despues de toda una vida de prepararse para el momento de la separación, con la convicción de la liberación del alma, sin el dominio de los sentidos , se muere para llegar a la sabiduría en su forma mas pura, libres del dominio del cuerpo.
La inmortalidad del alma es la unión de la virtud y la felicidad, la aspiración mas legitima del que obra moralmente.
Cuando existimos, la muerte no existe, y cuando está la muerte presente, no existimos.
Las almas que no hayan creído en la inmortalidad, no serán inmortales.
Guillermo Preciado Juárez

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